Detrás de la tristeza
de una mujer
que mira el horizonte
sin arredrarse
ante el vacío,
veía los recuerdos
de un ayer retirado
entre las lagrimas
de una añoranza
cercana,
dos sombras desnudas
amándose
en la pasión,
con el placer
de un deseo.
No le intimidaba
el recuerdo,
si el anhelo
de ese instante
que se ha acostumbrado
a su sueño,
y allí seguía
en el horizonte
de su mirada
esperando
a las tinieblas
de la noche
de su sueño.
Los recuerdos
van y vienen,
detrás de la tristeza
de una mujer,
que mira el horizonte
abrazándose al silencio
de una añoranza
que la envuelve
con la piel
de la memoria,
mientras acaricia
la desnudez
de sus brazos
pensando
en el ayer
retirado.
Pippo Bunorrotri.