En el desorden
donde empiezan mis dudas
y las ausencias queridas
son espejo y reflejo,
aparece sin sombras
la figura irrepetible
de ella, ¡mi musa!
Esa que agita mi nombre
desde la oscuridad de la nada
trepando con su mirada
entre el espasmo continuo
de los pliegues de mis arrugas
y cuando la noche gotea
el silencio del pensamiento
acurruca su húmedo cuerpo
sobre el mio, remediando
las noches de ausencias
esas, en las que uno y otro
nos escondemos
del desconsuelo
de un tiempo
de acíbar en la pena.
Pippo Bunorrotri.
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