Bajo el florecido almendro,
con el reflejo de la luna
iluminando mi sombra
cierro los ojos
y me adentro
en ese sueño
que no quiere morir;
en él arranco
pétalos de rosas,
una por una,
aspirando su aroma
sumergiéndome
en ese mar
de remembranzas
donde la lagrimas
caen sacudidas
por el tiempo.
Pippo Bunorrotri.
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