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¿Qué es bueno sin desatino?
¡El vino!
¿Y es del hombre gran placer?
¡La mujer!
¿Y qué cumple en su presencia?
¡Prudencia!
Pues si no cabe en su ausencia
la felicidad lograr
tampoco se ha de olvidar:
¡con vino y mujer, prudencia!
Julio G. Alonso
El ovillejo es una clase de estrofa que algunos denominan de alarde y que inventó en su forma actual Miguel de Cervantes Saavedra. La usó en el capítulo XXVII de su novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, escribiendo tres ovillejos para la ocasión. Los ovillejos se hicieron muy populares, pero luego su uso decayó hasta ser prácticamente abandonado. Más tarde, en el Neoclasicismo, después en el Romanticismo, como hizo Zorrilla en el Tenorio, aunque con algunas licencias, y, por último, en el Modernismo, volvieron a ser utilizados. Miguel de Unamuno, uno de los mayores exponentes…
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