Tormenta en la Noche.
La aguja ha rozado el pliegue hiriendo
el noctámbulo jirón en su raíz imperturbable,
ha desdibujado sin impaciencia cada sutura
hendiendo sin proponérselo el mágico extremo
que todos poseemos.
Agotada su esfera de tiempo, relojes,
sótanos y venganzas en las que tememos perdernos.
Inconsolable llanto del niño triste que ante
la tormenta nos acompaña y la noche…
el niño que nos acusa, el que juega con el corazón
y sus temibles rompecabezas.
Detenido sobre la baldosa que inicia la rayuela
y sus espirales, las rutas desconozco de estas familiares
calles siempre distintas. La urgencia padezco
de la pérdida sin comprender y pregunto:
–¿Dónde estabas cuando las ratas invadieron la alcoba?
y el niño coge la mano de un náufrago, los dedos donde
establecen las caracolas su morada, y no puedo explicar,
no logro sostener los sueños entre los brazos
ni un instante más. Ínfimo mundo del…