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Piedra Blanca
Este es un poema para inventar a Ulises, para ponerlo como siempre a prueba.
Sabe que estoy sentada frente al mar,
que oigo cantar a las gaviotas, y no vuelve.
La última vez nos amamos
en este motel sin ventanas de la costa.
Este es un poema donde estoy sentada sobre piedras blancas que no lo son.
Todos los peces que encallaron aquí perdieron el camino al mar, sedimentados.
Sobre los esqueletos de miles de peces se formó la arena blanca de la espera.
Ulises, estoy en Piedra Blanca. Honda la bahía, frente al mar, ¿lo recuerdas?
Urbe de la nada
A Javier Marín.
Ninguna ciudad se parece a ésta, me ha dicho el visitante.
En los atardeceres amargos, fachada por fachada se sobrepone de un todo que destiñe
y emerge sobre las olas, como buen arcoíris después de tanta lluvia.
La ciudad de las nostalgias,
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