UN DÍA SIN NOMBRE, UNA TARDE CUALQUIERA

Se cruzaron nuestras vidas

un día sin nombre,

en una tarde cualquiera

en el andén de una estación

de una ciudad con solera.

 En aquel anden

nuestras miradas se encontraron,

radiantes se inspeccionaron,

codiciosas se reconocieron,

 y sedientas se absorbieron

 saciando su curiosidad.

 Tras el impacto

 nuestros mundos perdidos,

en el recuerdo del olvido,

resurgieron de entre las ruinas

de nuestra oscura morada,

 en que permanecieron

 las ilusiones quemadas,

rebrotando

con fuerza inaudita

las almas sin vida

de los cuerpos que habitan.

Aquel día sin nombre

en una tarde cualquiera

ocurrió la colisión perfecta,

desprendiendo rayos,

 incrustándose en nuestros cuerpos

llamaradas de ardiente vida.

¿Quién es el que espera y quién va la búsqueda?

¿Fuiste tú quien se quedó en la otra orilla varado?

¿Nos mantuvimos juntos hibernando en manos del tiempo?

Ocultos nos mantuvimos en el limbo,

quedando nuestras almas

a la espera del momento

en el que poder acoplarse

donde resurgió

el estallido nuevamente.

 El destino alfombra el sendero

con brocados de oro

y tapices de seda.

 Esponjosas nubes dibujó el cielo

por las que deslizarnos juntos,

sin temores y sin miedos.

  Nuestros nombres

el firmamento grabó a fuego,

letras de amor se esculpieron

y brotaron, como tulipanes

en todos los rincones

de nuestros cuerpos.

Hechizo de aromas múltiples

abanicaron nuestras almas errantes

que vagaban

en la eternidad sin consuelo.

Estremecidos nos abrazamos

reconociéndonos con minucioso detalle

en cada palmo de nuestro cuerpo,

en cada pliegue de nuestra piel,

en cada surco,

en cada trazo,

en cada herida,

en cada aliento.

Reconfortando el silencio,

de nuestras caricias

que vencidas,

 se retiraron

 de su destierro,

despertando al hombre

y a la mujer,

perdidos en el recuerdo

del olvido

Hambre de amor extrema,

 contenida e insaciable

que nos mantuvo desnutridos

en el exilio de nuestras oscuras moradas.

Despertó el amor explosionando

los hechizados corazones.

Tanto como desee encontrarte, te amé.

Tanto como me anhelaste, me amaste.

 Fue suficiente una mirada

para que el amor estallara

una tarde cualquiera

de un día sin nombre

en el andén de una estación

de una ciudad con solera

en la que el destino

 nuestras vidas unió,

ahuyentando

la soledad de nuestras almas.

24 comentarios en “UN DÍA SIN NOMBRE, UNA TARDE CUALQUIERA

  1. Los andenes de la estación del tren están llenos de romanticismo, siempre me han encantado las historias del tren… como este reencuentro maravilloso con el amor que nos has pintado con palabras. Me encanta.
    Abrazos.

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    1. Querido amigo ”El Hombre que le Susurra a los Sentimientos” te invita el 1 de Septiembre de 2018, a la inauguración de su nueva residencia, https://www.pippobunorrotri.com, un amplio loft con vistas al mañana disfrutando del presente con nuevos susurros, bailando con palabras, dibujando las sombras de los sueños. Donde la poesía serán gaviotas que vuelan hacia su eternidad y las palabras los silencios de nuestra soledad.
      La poesía no tiene espacio, ni lugar, ni tiempo, vuela libre en el ondulado viento, es del tiempo, del lugar y del espacio de quien la lee, haciéndola suya en el instante de su silencio, y luego deja que esta regrese al desierto de su eternidad.
      Se bienvenido, deja tus miedos y disfruta como yo disfruto con tus palabras escritas pues ellas representa tus sentimientos y tu libertad, a los que respeto sin criticar. Aunque la crítica sincera ayuda a mejorar.

      PIPPO BUNORROTRI

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