IN MEMORIAN

Con veinte años,

un bisoño jovenzuelo,

tuve que irme

el destino me reclamo,

y a mi madre deje

postrada en la cama

mirando por la ventana

sollozando un adiós.

 

Ahora el tiempo pasó

el diario de mi destino

escribí, y hoy recuerdo

aquel día de mi partida

como si fuera ayer,

aunque mi madre

no está postrada en la cama

ni mirando por la ventana,

pero yo sigo negando

el adiós de despedida

pues ella sigue en mi corazón.

 

En el diario del destino

escrito esta

que en el transcurso

de estos años,

alejado del cobijo de mi madre,

hubo bodas, nacimientos y bautizos

que ella se perdió,

a pesar del recuerdo

de un hijo a su madre.

 

También hubo acontecimientos

felices y desdichados,

desfiles y redadas,

sentadas estudiantiles,

provocaciones intencionadas,

tardes de sabanas revueltas,

de pasiones desenfrenadas

que amores desdichados

dejaron en el recuerdo.

Hubo noches de lágrimas,

días de bofetadas,

carreras alocadas,

tiros lejanos,

porras cercanas,

borracheras inesperadas

sonrisas recuperadas.

 

Eso ocurrió

en un tiempo del pasado,

en los primeros años,

de una juventud

alocada y desenfrenada

donde la reflexión

no tenía cabida, pues

comerse el mundo quería

mas el mundo a él lo comió.

 

Después vinieron los años tranquilos,

sosegados y de paz,

o eso creía yo,

ya que en el diario

no son más que

las simples paginas sepias

de las obsesiones

de un marido ausente,

de un padre recurrente,

pues empeñado estaba

en clavar clavos y clavos

en el currículo

de un hombre

ávido de reconocimiento,

deshilachando sortilegios

de una vida desdichada,

donde las dudas apartaba,

las preocupaciones saltaba,

donde los instantes de felicidad, los menos,

y momentos de amasrgura, los mas,

sus días empañaban,

pues su empeño estaba

en nadar contra-corriente.

 

Hasta que llego un día

que cansado, exhausto de nadar

se paro, y recordó sorprendido

el adiós de su madre,

las olas de ese recuerdo

a una playa arrastraron

y en ella varado se quedo

contemplando el horizonte del mañana,

recordando el camino del pasado,

viviendo el presente del hoy,

bebiéndose a sorbos cortos

la felicidad del instante, del momento,

repasando para sus adentros

los cincuenta y cinco años grises de su madre,

y lo que ella pensaría

de los sesenta de aquel joven

que un día tuvo que irse

porque el destino lo reclamo.

 

Seguramente pensaría distraída

que lo vivido engrandece

y no ensombrece,

diciendo con acento de ternura:

“Hijo lo vivido te pertenece

solo tuyo es,

y nadie en el puede gobernar,

pues ese hilo

tú has enhebrado

y con el as tejido

la dicha y la desdicha

de tu sino”

 

Ella un día se fue

con una sonrisa y un adiós

que yo negar quiero,

aceptando un hasta luego,

recordando

nuestra última conversación.

 

Ella un día se fue

yo un día la seguiré

para continuar

nuestra conversación,

y a mis hijos dejare

un adiós y su destino.

11 comentarios en “IN MEMORIAN

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