LA ENIGMÁTICA DAMA, LA SEMANA

Ella, la enigmática dama

del tren del tiempo descendió

y en la penumbra del anden

de una vieja estación

su sombra dibujo.

 

Me acuerdo bien

que eso sucedió un Lunes

porque es el día

en que los niños lloran

sin saber por qué…

o tal vez presienten la rutina.

 

El Martes me la encontré

leyendo un libro de versos

de no sé quién,

una sonrisa picara me lanzo,

como si fuera el destello de un faro

a un barco a la deriva,

me saludo con la mano

y siguió con su lectura.

 

El Miércoles, embutida en su traje

a mi lado paso

distraída y pensativa

en sus cosas del ayer

y del hoy

pues el mañana

hilvanando había dejado

 

El Jueves, solo su sombra puede ver

pues apresurada caminaba

hacia el desdén,

desapareciendo en la esquina

de la rúa cansada.

 

El Viernes, alegre la vi

llena de ilusiones,

de deseos, de pasiones,

que dibujando estaba

en la sábana blanca de la esperanza

de que los sueños

tal vez se cumpliesen.

 

El Sábado, de la espera inquieta

desinhibida y contenta,

pues ella sin maquillar estaba

dispuesta a quemar su estima,

a olvidarse de su vergüenza,

mas la espera desespera.

 

Al Domingo espero

para escribir en su diario,

en su blog de palabras al viento,

lo que le aconteció

pero el domingo no llego

y en su sofá permaneció

contando sus penas

al retrato del tiempo.