La poesía que engendro
es le cuaderno de bitácora
de los susurros del sentimiento,
surcando el escabroso océano
de un folio en blanco
donde no hay ni medida,
ni espacio, ni tiempo.
El ritmo lo marca
los latidos del corazón.
A otros dejo que urdan
ese gran poema
que sea espejo y reflejo
de la métrica y de la armonía.
A mi solo me interesa
el testimonio del momento
dejando que las palabras fluyan
libremente en el viento
de mi susurro.