Esta noche, no pido mucho,

solo tu mano quisiera

entrelazar con mis dedos

de poeta marchito.

¿Me fías tu mano en esta noche

de fin de año de búhos misteriosos?

la necesito para entrar en tu jardín

de “Hakea alfiletero”,

de alargados suspiros,

inspiración de mis sonetos

clérigo de mis desdichas,

te prometo que mis dedos

acariciaran el melocotón

sedoso de tu palma

y el dorso, ese mar espigado.

 

Esta noche, no pido mucho,

solo tu mano quisiera

entrelazar con mis dedos

de poeta marchito, y

fenecer el pasado

dejándolo en el claustro

de los pasos perdidos,

para luego, cogidos de la mano,

recorrer las cuatro nuevas estaciones

que se asoman en el eclipse de la noche

en el radiante amanecer del nuevo año,

y en el escuchar el trinar de los pajaritos

la sonrisa de los hombres,

los susurros de la ilusión

y de la esperanza.

 

CON ESTOS VERSOS DESPIDO EL AÑO DESEANDOOS A TODOS UN FELIZ 2018 Y QUE EN EL FLOREZCA LA CONCORDIA Y NUEVAS ILUSIONES.

MADRE

Mi gran amiga del alma,

mi dulce encanto, que me dio

el primer suspiro de la vida,

la que acunó en sus brazos

mi primer llanto,

la que en mi infancia

cuando la inocencia era una alhaja,

cuando mi mundo

solo tenia juegos y risas,

y tu estabas en el recogiendo

mis lloros y mis tristezas,

Madre, mi único consuelo,

el alma se me enojó al recordarte.

Madre, en mi juventud

tus consejos, eran

el bálsamo de mis desdichas,

te perdí, en aquella juventud mía

quedándose  la desazón,

y las desdichas, y ahora

que mi juventud se ha ido

presiento que la soledad

es mi única cómplice,

algunos días, por momentos,

aparcó mis pensamientos

y salgo al bosque de mi memoria

tratando de encontrarte

entre las sombras

de mis recuerdos

donde diviso tu rostro

en la oscura lejanía…

¡Cuánto tiempo madre

ha transcurrido desde aquel día,

en que la oscura fortuna,

tan atroz nos separo!…

¡Tanto tiempo de callado desconsuelo!

PALABRAS

Palabras… Palabras…

Palabras simples

Palabras compuestas

Palabras huecas

Palabras vacías

Palabras necias

Palabras sinceras

Palabras que sois,

el trazo corto,

el vocablo largo

de la identidad del sentir,

que vuelan como

mariposas de cristal

en los susurros de la noche

en busca de los versos

de la poesía de la vida.

Valentina y Nicolás…

Nicolás y Valentina

sois mis pequeños memes

y os tengo que cuidar

aunque me desesperéis

y me hagáis rabiar,

vuestra dulce mirada

esconde esa fuerza misteriosa

que me obliga a protegeros,

y por mucho que lo haga

no me parece suficiente,

pues vuestra dulzura,

vuestra sonrisa,

se merece mas cariño,

mas amor.

Valentina Y Nicolás

Nicolás y valentina

lo que este en mis manos

yo os lo voy a dar,

y como loco caballero andante

acudiré a vuestro encuentro

para que podáis cantar

los sueños de vuestra vida.

INTRANSIGENCIA

Invitada de la sin razón

Negación de la realidad

Transeúnte de la locura

Razón de la obsesión

Ansiedad desmedida

Necedad en las palabras

Signos de la ofuscación

Ímpetu del vocablo largo

Gemidos de dolor

Ecos que se lleva el viento

Necedad ante la reflexión

Chaladura en el tiempo

Ilógica mezquindad

Acaparadora de la retorica

LA ULTIMA CARTA… Y LA UNICA

Esta mañana me he levantado decidido ha concluir la carta que hace casi veinte años comencé a escribir, hasta hoy no había encontrado el momento de sentarme ante la pantalla de mi ordenador a hacerlo, y las veces que lo intente nunca fue posible, pues no encontraba las palabras. Quizás por pereza, o quizás fuesen los remordimientos los que cerraron las puertas de mi mente, la maldita desazón por sentirme culpable… puede ser.

El caso es que hoy he decidido ponerle fin. Y de alguna manera cerrar ese capitulo del libro de mi vida.

La remitente de esta epístola es la persona que compartió durante años los ingenuos momentos de mi juventud… bueno no tan ingenuos, aunque si la juventud.

 

No se si tú me recuerdas, ni como me recuerdas, y si te preguntas si yo te recuerdo. Pues claro que te recuerdo. Cómo iba a olvidarme de lo que significaste en mi vida. Pero eso no significa que quiera volver a repetir el pasado. Cada día que ha pasado, a sido un día más de alejamiento… Algo de lo que egoístamente me alegro.

Pero también te aseguro que no querrías estar a mi lado. Sigo con mis malas mañas, mis silencios y mis prontos, y por supuesto he dejado de fumar en pipa. De algo tengo que morir, claro que tengo cientos de motivos por los que morir y bastante menos por los que continuar viviendo. Imagino que por simple pereza, aunque la verdad es que llevo muchos años viviendo y  cambiar de estado me resulta una gaita. Además, tampoco molesto a nadie si sigo haciéndolo. Hace tiempo que deje de preocuparme de si le interesaba o no a alguien, al que le intereso me tiene a su lado, y al que no, no voy a preguntarle.

Pero todo eso da igual. Sigo aquí, entre estas cuatro paredes de este mundo caótico y de vez en cuando la casualidad hacé que observe tú retrato. Lo cierto es que tu amigo Javier supo captar muy bien tu esencia. En el brillo de tus ojos, quedó muy bien reflejada tu malicia, tu incuestionable capacidad para destrozar los sueños de los que te rodeaban. Durante estos años de alejamiento, la vida me ha enseñado que hay personas que nacen con la voluntad, convertida en una misión personal, de hacer infelices a los demás. Tú eras una de esas personas. Otras sin embargo decidimos seguir soñando, esperando que un día se hagan realidad… no todos pero al menos algunos.

Es curioso cómo el reloj del tiempo no mitiga el dolor. Tal vez sea porque está profundamente incrustado en nuestro más profundo interior, que, simplemente, no sea capaz de desvanecerse por mucho que se desprendan los números del calendario del tiempo.

Ayer, casualidad del destino, encontré tu carta. Estaba mustia y húmeda. Sí, lo reconozco: ha pasado mucho tiempo desde que rompimos, pero nunca me había dado por abrirla y leerla, y al hacerlo he abierto el oscuro armario de mi memoria. Lo cierto es que todo parece estar como aquella mañana de Abril. El fotograma que guardo de aquella mañana es gris, y oscuramente helado. Fiel reflejo de lo que eras.

Sé que soy un majadero, por abrir en esta fechas ese oscuro armario para enfrentarme a las mascaras del pretérito, seguramente habrá alguien que me diría que soy un romántico, por volver sobre los recuerdos de un amargo pasado, pero hacé tiempo que necesitaba hacerlo si quiero tener espacio suficiente en el disco de mi memoria para los nuevos recuerdos de mi vida alejado de ti… que son muchos y agradables.

Esta carta puede resultar absurda, como absurdo es intentar hablar con la sombra de tu ausencia. Tal vez todos necesitemos de nuestro momento de redención. Tal vez durante estos años no he sido capaz de ganarme tu perdón. Y reconozco que quizá por eso te he odiado durante años. Aunque más que odiar, es más bien desafecto. Sí, eso es, desafecto, desapego, indiferencia. En eso tú eras una buena maestra, pues me dabas lecciones a diario. No fuiste precisamente una esposa amorosa, dar caricias nunca fue tu fuerte. Siempre pensé que la mujer a la que conocí un verano en la playa, se fue en el amanecer de la noche de bodas sin decir adiós ni dar explicaciones. Aquella mañana de Abril cuando salí de tu vida me dijiste sentada en la cocina; no hay perdón para el perdedor, los cobardes solo huyen…

Que te diera dos hijos no ayudó a recuperarte. Mas bien lo contrario, pues también a ellos los perdí, aunque albergo la esperanza de recuperarlos algún día… espero que sea el nuevo año que asoma por el horizonte. Si el destino a si lo dispone les estaré esperando con los brazos abiertos y sin reproches. Eso si, escuchare los suyos que deben ser unos cuantos, y daré respuestas a sus preguntas con total sinceridad…

Sí, se de sobra que cumplíamos con lo socialmente exigido pero no éramos felices y eso lo mamaron los niños desde que nacieron. Ellos se quedaron contigo fuero nuestra casa, tu casa, y yo salí de ella con lo puesto, pues no quise llevarme recuerdos que oliesen a ti. Fue duro, lo se, pues he vivido con remordimientos todos estos años por no haber dado la vuelta, no por ti, sino por ellos. Pero el destino que es caprichoso lo ha dispuesto así.

Y ahora, después de casi veinte años. encuentro esta carta ajada y manoseada. Si cuando te llame me hubieras hablado, podríamos haber llegado a un punto de encuentro, a un espacio común, a intentar algo, lo que fuese, por el bien de ellos Pero no me dijiste nada, y pensé que, simplemente, no me querías a tu lado. Te acuerdas cuando busque un nuevo trabajo y alquile el apartamento en otra ciudad, mi ciudad de la infancia, ¿te acuerdas? La lejanía era total ya entonces. La frialdad me quemaba las entrañas. No éramos pareja, ni amantes, y apenas éramos amigos, pero si una familia perdidos en el bosque de nuestros egos. Era absurdo mantener una mentira cuando ya no tenía sentido ni motivo aparentar falsa armonía conyugal. Y ahora, al leer tus palabras, y al recordar mi pasado, me planteo si hice bien alejándome de ti y de los niños, que hoy ya son hombres.

Creo que en el fondo, no éramos tan dispares, ¿sabes?, no éramos tan ajenos el uno al otro. Pero el silencio se interpuso entre nosotros y nunca supe qué se escondía detrás de tu mirada cuando se perdía por la ventana. Pero ahora lo sé. Ahora que ha pasado el tiempo, ahora que he vivido momentos, instantes de mi vida compartimos con otra persona, ahora que fumo en el salón y no me acuesto en tu cama. Ahora qué más da lo que sentías tú o lo que sienta yo. Ahora ya no sirve de nada el recordar si hubo momentos felices en nuestra vida. Que los hubo, pero de que sirve si ya están olvidados.

Las palabras de esta epístola no son mas que mariposas trasparentes para mi desahogo, que serán consumidas por el fuego de la chimenea, junto a tu carta. Y con el fuego me libero de ti. De tu mentira, de mi mentira, de tu silencio, de mis silencios, de mi soledad, de mi frustración y de la tuya, de mi cobardía y de tu traición. Será el fuego el encargado de borrar ese loco amor que sentí por ti, y por supuesto ese loco amor tuyo que sentías por él innombrable cuando estabas entre mis brazos susurrando su nombre, aunque él no sintiese lo mismo que tu. Nunca vi en tus ojos esa pasión que ingenuamente intentaste encontrar en mí aquella tarde de verano y en nuestra noche de bodas, esa pasión que nos arruinó la vida.

Las llamas del fuego de la chimenea será el encargado de pasar página, el encargado de perdonar, de perdonarte, de que te perdones, y de que me perdones por no haberlo visto, por no haberlo ni siquiera imaginado. Tengo que reconocer que siempre se te dio bien jugar con cartas marcadas. Yo sí quise estar a tu lado. Y pagué un alto precio por quererte.

Ahora, con sesenta años, comienzo a entenderte. Ahora que comparto mi vida, mis recuerdos, mis sentimientos, con otra persona, que comparto con ella mis momentos y mis instantes haciéndolos nuestros, ahora lo entiendo y, por eso, te perdono. Ahora sé que no era yo el perdedor al que te referías, sino que eras tú.

Pero te digo que perdimos los dos. No hay batalla ganada. En todas mueren  ilusiones, pasiones, corazones. Y el mio murió una mañana de Abril y una tarde de agosto de hacé siete años en una ciudad milenaria, volvió a revivir para vivir renovadas ilusiones y pasiones, bajo el cálido sol de nuestros corazones.

 

Donde quieras que estés, tuyo siempre. Miguel.

Ya no me faltas- Fonseca.

BIBLIOTECOLOGÍA ISFD 158

Mira
Esta es la última palabra que te digo
Al corazón no le quedan más motivos
Me canse de negar la verdad
¿Sabes? voy aceptando
Que no puedo estar contigo
Sin mucho más, con tu permiso me despido
Te dedico mi punto final
Ya no me faltas
Y el perderte no me puso en desventaja
Ya guardamos el pasado en una caja
Y si te vas de mi vida, no me voy a morir
Ya no me faltas
Te regalo los silencios congelados
Esos días de tormenta se acabaron
¿En qué andaba pensando si era tan infeliz?
Hasta que te fuiste
Y antes
Si mentías me dolía demasiado
Hoy agradezco que no duermas a mi lado
Y ahora puedo elegir
Para mi eso es vivir

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SUSURROS DEL PASADO IX

“Cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar. Siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieto, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve dónde él te lleve”.

 

 

Luis, desde que han llegado al restaurante, no deja de mirar sin mirar, viendo de soslayo a su amigo, esperando alguna reacción de él, algún comentario sobre lo que piensa de lo sucedido, pero de momento no se había producido, como mucho algún monosílabo como respuesta a sus espaciadas preguntas en el minutero del gran reloj del tiempo. Está mudo y ausente, con una mirada vacía, carente de su seductora luz. A Luis empieza a preocuparle lo que esté pasando por su cabeza. Desde que lo conocía, y de eso hace ya casi tres lustros, solo lo había visto así en una ocasión, y nunca ha llegado a saber la razón de la misma.

Desde que han salido del edificio de la dirección general, Luis veía a Nicolás con cara de idiota, lo tiene frente a él, pero él no estaba allí, se pregunta a que es debido el silencio de su amigo, su ensimismamiento.

¿Habrá ocultado algo?, ¿Habrá dicho más de la cuenta?, o, simplemente, ¿será porque se había terminado la presión?

Quizás la vuelta a la prosaica rutina desconocida del día a día le tenía desconcertado, algo que no cree, ya que Nicolás no es de los que se dejan turbar ante un problema, cualquiera que fuese el motivo, el caso es que no es el de siempre.

Nicolás Beltrán está ausente, pues solo responde como un autómata con frases hechas a las preguntas que Luis le plantea. Está raro, aunque no era para menos después de lo sucedido.

Su mente le trae el recuerdo de como era su amigo.

Nicolás no acostumbra a ser de esas personas que se queden sin palabras, sino más bien todo lo contrario, ya que las palabras son el ADN de su personalidad, pero en estos momentos esa personalidad se encuentra amordazada ante lo inesperado de la oscuridad en la que se ha visto sumergido por el inesperado tifón de los acontecimientos que han surgido en el sueño de este día.

Nicolás es de esos hombres que es poseedor de un rostro con una mirada que nos muestra el gesto apacible de quien ha caminado por las sendas de este mundo, durante una buena parte de su vida, sabiendo en cada momento lo que quería de ella. De esas personas cuyos ojos no tienen un color definido, pues, seguramente, lo ha perdido de mirar las distintas tonalidades de luz que ha visto en su deambular por el mundo. Su mirada es como un arco iris de luz y color, una misteriosa mirada seductora que te invita a que conozcas lo que se esconde tras ella. Él es amigo de lo desconocido, a la que respeta, como quien respeta a su mentor, y lo desconocido le corresponde con el mismo respeto que él atesora hacia el misterio que encierra lo desconocido…

Nicolás y Luis están instalados en el rincón del comedor del restaurante Piñera, en la mesa habitual de Luis.

Acaban de deleitarse con un entrante de jamón ibérico y unas endivias roquefort, seguido de un entrecot a la pimienta. Luis había elegido regar la comida con un vino de Rueda, un Vega Sicilia Reserva 2008. Nicolás apenas se había llevado un par de lonchas de ibérico a la boca y escasamente un tercio del entrecot. No tenía apetito y solo se mojaba levemente los labios con el borde de su copa. Habían terminado y están esperando a que les sirvan el café y un par de whiskys que han pedido para la sobremesa.

El restaurante se encuentra prácticamente lleno con su clientela habitual. Las miradas furtivas de soslayo se cruzan en el salón sobre el rincón donde se encuentran aposentados, los reconocen, y cuando estas vuelven a su posición natural, se convierten en cuchicheos llenos de preguntas y respuestas, sobre lo acontecido hacia veinticuatro horas.

Con toda seguridad, las especulaciones están corriendo como corre la lava caliente de un volcán en erupción por la ladera de la montaña, atropellando todo lo que encuentra en su rodar ladera abajo.

–Nicolás, ¿te preocupa algo de lo que has dicho o que no hayas dicho ante el comisario y la fiscalía?

–No, ¿por qué?

–Te noto como apagado, apesadumbrado por así decirlo. Más preocupado de lo acostumbrado en ti.

–Perdona, en esto momentos no soy el mejor contertulio. Pero, la cabeza no para de darme vueltas.

–Estas como ausente. Algo te ronda en el interior de tu cabeza… No has abierto la boca desde que abandonamos la dirección general.

–Tengo motivos, ¿no crees?

–Sí, sí, por supuesto que los tienes pero…

–No todos los días te dan la noticia de que han asesinado a la persona que quieres y a la que respetas.

–Por supuesto… Lo entiendo.

–¿Lo entiendes?…, porque yo no.

 

CONTINUARA

Las arañas no tienen alas

El tintero

Teje, porque quedan novelas y poemas. Porque no has visto aún atardecer en Holbox con el sol deshaciéndose entre las tormentas con la fragilidad o la violencia de una amapola. Porque será de noche y conducirás a solas por una autopista desierta y pondrán en la radio tu canción favorita y subirás el volumen hasta que retumben las ventanillas y cantarás hasta quedarte sin aire y te convertirás en esa canción que cruza las luces de neón sobre el asfalto y será como el primer sol en los párpados de la infancia. Porque hay alguien que aún espera conocerte para hablar del destino y del sentido de la vida. Porque el mundo está lleno de postales que esperan enviarse desde ciudades que no has visto, y puedes ser el cielo de París y Gil de Biedma. Porque se quedará vacío el piso que te gusta y el vecino escuchará Radiohead…

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OLVIDAME

La vida va pasando ………………………………………….. Y yo sigo soñando

Tu rostro se va borrando ………………………………… De mi sueño lentamente

Tus recuerdos caerán .……………………………………… Como ramas del árbol del tiempo

El amanecer de tu sonrisa   ……………………………… Se perderá en las sombras del recuerdo

La vida va pasando   ………………………………………… Y yo sigo soñando

En el agobio de la rutina   ………………………………… En la apatía, en el desencanto

Tú, que fuiste mi amante   ……………………………….. Ya no estas en mi vida

Tú, que ocupabas mis sueños   …………………Ni tan siquiera estas en el reflejo de mi espejo

Es posible que un día nos veamos   ………………….. Casualidades de la vida

Iras cogida del brazo de otro ………………………….. Yo llevare en el brazo a otra

Llevaras a un niño de la mano ………………………… Que podría ser nuestro

Tú, quizás te imagines ……………………………………. Yo quizás me imagino

Que viejo se ha vuelto ……………………………………. Que guapa esta

El destino sigue su camino ……………………………… Como el río corre hacia el mar

Alguien te dirá que me ha visto …………………….. Alguien me dirá que te ha visto

Y fluirán como cieno nuestros recuerdos ………. Y volverán los recuerdos del sufrimiento

Es posible que piensen en mi ……………………      Es posible que quiera olvidar tu recuerdo

La vida va pasando ……………………………………….   Y yo sigo soñando

Mis manos ya no dibujan ………………………………   Que tus dedos recorren mi piel

El arpa de tus curvas de mujer ………………………   Que tu nombre no esta en mi sueño

Que permanecen en el pasado ………………………. Yo ya te abre olvidado

Tus nietos abran llegado ……………………………….. Los míos me llevaran a mi

Una tarde de primavera ……………………………….. La misma tarde de primavera

Los gorriones cantaran en tu ventana ………     Las cigüeñas planean en la lejanía del cielo

Tú, con tus cabellos blanquecinos …………………   Yo con la mirada apagada

Susurrando los recuerdos a la nada ………………. Yo sin recuerdos

Tú, con los ojos tristes flotando en lagrimas …… Yo en mi ultimo aliento

Pensaras por un instante en aquel día …………   Yo con las manos cruzadas sobre el pecho

De infortunada soledad …………………………………   Yo ya no pensare

Que se va como mi ultimo suspiro …………      Pues la muerte me ha adsorbido en el olvido

 

 

 

 

OLVIDO

Camino en el tiempo

hacia el olvido,

y en ese deambular

puede que alguien me nombre

que yo fingiré no haber oído.

El tiempo pasa…

sosegado e impaciente

en el reloj de mi tiempo

mientras la vida va finalizando,

lo que fuego fue

se transforma en brasa

concluyendo en ceniza.

Aunque nadie lo quiera

la vida se marchita,

como las flores en otoño,

los que me aman,

los que me estiman,

lloraran ríos de lagrimas

evocando el ultimo beso,

la ultima sonrisa,

las palabras de este verso.

Pero quizás, un día,

escuchando una melodía

sienten el recuerdo, la nostalgia

de ese poeta muerto, y

en ese instante de ese día

pensaran en mi, y

en mis versos.

Pero de momento,

camino en el tiempo

hacia el olvido de mis recuerdos,

y cuando alguien me nombre

me girare sosegado

para sonreírle y recitarle

este soneto del olvido.