CARTAS A MIS HIJOS

PROLOGO

Ahora que estoy retirado y que tengo no mucho mas de 10 segundos, me pongo a escribir a modo de relatos, a los que titulare “Cartas a mis hijos”.

Será una carta en la que relataré parte de las vivencias de mi vida, de mis sentimientos, mis errores, mis tristezas, mis alegrías, en forma de recuerdos, que guardo en mi disco duro (mi memoria), mis tiempos de niñez, de ilusión, de ingenuidad, de felicidad, de trabajo, de preocupaciones, de disgustos, de risas y de sombras, etc.…

En resumen mi vida según yo la viví o recuerdo haber vivido a través de mis ojos.

Con ello, hijos, no quiero disculpar nada de mis actuaciones ni de mis aciertos y de mis errores (que seguro que han sido muchos) por nada de lo que haya hecho, lo que hiciere es lo que creía y estaba plenamente convencido de hacerse sin querer por ello hacer daño ni herir los sentimientos de alguien.

Por lo que comenzare por algunos de los recuerdos de mi niñez, o anécdotas de un niño inquieto y lleno de preguntas y dudas que quería saber y resolver.

Pero antes, a modo de preámbulo,  voy a contaros lo que yo creo que es la vida, mi vida, los fantasmas de una vida vivida.

CONTINUARA

REFLEXIONES DE UNA TARDE DE SÁBADO

“Para volverse a enamorar uno, ha de tener en cuenta dos cosas.

Una. Poner en orden tus recuerdos… para…

Dos. Estar convencido de que tu pasado… no es más que eso pasado.

Amar al otro es renunciar a poseerlo, incluso muerto; renunciar a que vuelva, descubrir que sigue estando ahí, en un silencio que ya no nos causa pavor, en un desierto que se hace acogedor de lo más valioso que tenemos, lo esencial de lo que permanece cuando ya no se puede nada.”

Jean-Yves Le Loup